PROBLEMAS GENERALES MÁS FRECUENTES EN LA CONDUCTA DE UN PERRO

1. ADAPTACIÓN:
Los perros son animales de rutinas y es esa rutina la que les genera tranquilidad. Cualquier cambio en la rutina diaria puede generar un exceso de estrés en el perro, que será mayor o menor, dependiendo de la capacidad de gestión que tenga cada individuo. Se da mucho en los perros procedentes de refugios, adaptación a un nuevo entorno, a una nueva rutina en los cambios de domicilio de los dueños… etc.

2. FRUSTRACIÓN:
Es la reacción que se produce al no poder acceder a un objetivo que comúnmente le posibilitaba lo que el animal deseaba vía dicho comportamiento (falta de caricias del dueño, retirada de horarios de ejercicio …) Igualmente, aparece estrés por frustración cuando el problema al que se enfrenta el perro, aun no siendo demasiado complicado, no es capaz de encontrar la solución acertada.

3. SOBRECARGA:
Se da mucho en los perros de trabajo. Aparece por una demanda excesiva por parte del entorno inmediato de las posibilidades del perro. También es aplicable al perro doméstico, cuando “le obligamos a funcionar por encima de sus posibilidades”

4. PRIVACIÓN:
De alimento, agua, relaciones con la familia, etc

5. ANSIEDAD:
Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en ambos casos un mismo tipo de reacción emocional, caracterizada por alta activación fisiológica. Sin embargo el estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio. La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Digamos que dentro del proceso de cambios que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente. Muchos estímulos o situaciones pueden provocar en el individuo la necesidad de movilizar recursos para dar respuesta a la demanda de dicho estímulo, o para volver al estado inicial de equilibrio en el que se encontraba inicialmente. Al estímulo le llamamos estresor, o situación estresante.

6. ALIMENTACIÓN:
Falta o exceso de cualquier componente alimentario en su dieta.

7. RUIDO:
Cohetes, obras, etc. Son estímulos que aunque puedan resultarnos cotidianos, pueden tener injerencias negativas en la memoria genética del perro y provocarles picos de estrés.

8. RELACIONES:
Falta o deficiencia de sociabilización ya sea con sus congéneres o con las personas o incluso con otras especies.

9. FALTA DE INTEGRACIÓN EN EL AMBIENTE FAMILIAR:
Familias que no saben interactuar con su perro, no le hacen caso o tienen problemas para relacionarse y comunicarse con él.

10. AUTORIDAD:
Falta o exceso de autoridad por parte del guía o la familia. (Demasiado mimo o tratar al perro como si fuera una máquina). El propietario es y debe ser un referente para el perro. Por autoridad no se quiere decir TIRANÍA, sino todo lo contrario. De hecho, muchos casos de estrés acusado se da en perros en los que la disciplina aplicada en casa por parte de dueño es excesiva y la mayoría de los casos INCOHERENTE. Par poder exigir algo, primero tenemos que enseñarlo. Un buen jefe es aquel que exige lo justo, adecua el trabajo a las necesidades y capacidades de cada individuo y refuerza el trabajo bien hecho. El propietario ha de saber ser un buen JEFE para el perro, ser su referente y respetarlo y cuidarlo como compañero que es.
De la misma manera, un perro que vive en un hogar en el que no están correctamente marcadas las normas de convivencia (obligaciones tanto del perro como del dueño), será un perro que padezca de estrés al no saber qué hacer en cada momento ni valorar la aparición de una caricia como refuerzo. Muchos son los perros que viven en hogares en los que regañinas y mimos aparecen indiscriminadamente en momentos en los que no deberían aparecer, por lo que no son comprendidas por el perro como deberían.

11. RUTINAS:
El perro necesita una rutina diaria. Es un animal de costumbres. Pero además necesita también estímulos a lo largo de su vida, que le ayuden a resolver situaciones nuevas. Tanto un exceso de vida rutinaria como una falta de rutinas pueden provocar estrés en nuestro perro.

12. TRABAJO:
El perro necesita una disciplina de trabajo para sentirse útil. No pensemos por trabajo que el perro tenga que terminar siendo campeón del mundo de Agility o perro guía de un invidente. Pensemos en trabajo como una actividad que, previo entrenamiento, él desarrollará  con nosotros. El trabajo, aparte de subir notablemente la autoestima del perro, aumenta el vínculo afectivo del perro con su guía. Un buen trabajo que tenga como principal premisa la gestión emocional del perro y el control de los niveles de estrés es la mejor opción para tener un ejemplar equilibrado y con una vida plena.

Si crees que tu perro se encuentra en alguno de estos grupos o presenta algún tipo de alteración en su comportamiento o simplemente tenéis problemas de convivencia o comunicación, recuerda que estamos aquí para ayudaros a ser más felices juntos.